domingo, 23 de enero de 2011

¿Justicia en las aulas?

La superioridad con la que actúan los docentes día a día, se va superando con creces hasta llegar a lo absurdo. Más que profesores se creen dictadores de la enseñanza, imponen sus normas sin tener en cuenta si son lógicas o no. Hay que seguir sus órdenes, realizar  duros trabajos bajo su mandato mientras ellos se están tocando los pies, y lo más importante, no pidas nada pues no te lo darán. Da igual que supliques un pequeño respiro porque tu muñeca se va a romper en breves momentos o que te enseñen un examen que no has visto por fuerza mayor.

No intentes llevarles la contraria, si no su furia interior se desatará y destruirá todo lo que le pille a su alcance, mediante voceríos y escupitajos que ves como van cayendo en tu mesa. Y por supuesto, que jamás se te pase por la cabeza poner en duda su capacidad de corrección, a pesar de haber corregido un examen pensando que habías hecho otro, su puntuación es totalmente justa.

Nadie levanta la voz, nadie protesta por tales injusticias que se ven día a día, y todo por el miedo. Cada persona tiene derecho a ver su examen para ver sus fallos e intentar no cometerlos la próxima vez. Nuestras manos deberían saber qué es eso de respirar. Nuestros oídos no deberían escuchar recochineos tales como "¿Voy muy rápido? Ah, es que como yo no escribo" y seguir dictando de la misma manera acelerada.

Igual que ellos me exigen a mí un estudio diario y casi inhumano, yo exijo que me corrijan los exámenes de una manera correcta. No meto prisa, pero quiero que se haga bien. Quiero justicia en la corrección de exámenes y más aún en un curso como 2º de Bachillerato, en la que por el mínimo fallo de un docente o un estudiante, todo se puede ir a pique.

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